Trastornos de la Personalidad
Según el modelo propuesto por Aaron Beck, ante una situación determinada, las personas no responden automáticamente, sino que antes de emitir una respuesta emocional o conductual, perciben, interpretan, evalúan y le otorgan significado al estímulo recibido en función de sus supuestos básicos previos o esquemas cognitivos. Estos esquemas cognitivos, también llamados creencias nucleares, conforman la personalidad.
Cuando estos esquemas cognitivos son rígidos, desadaptativos con respecto a su medio cultural, generan malestar en quienes los padecen, y se expresan a tráves de comportamientos inadecuados, podemos hablar de un trastorno de la personalidad. En todos los casos, comienzan durante la adolescencia o principios de la edad adulta, y se mantienen estables a lo largo del tiempo, generado dificultades y síntomas de diferente intesidad.
Los trastornos de la personalidad se clasifican en tres grupos, según las similitudes de sus características:
Grupo A: Trastornos paranoide, esquizoide y esquizotípico de la personalidad. Las personas con estos trastornos suelen parecer raros o excéntricos.
Grupo B: Trastornos antisocial, límite, histriónico y narcisista de la personalidad. Estamos ante sujetos dramáticos, emotivos e inestables.
Grupo C: Trastornos por evitación, por dependencia y obsesivo-compulsivo de la personalidad. Se trata de personas ansiosas y temerosas.
Es habitual que los individuos presenten al mismo tiempo dos o más trastornos de la personalidad pertenecientes a grupos diferentes, hablamos en estos casos de trastornos mixtos.
Sólo se diagnostican los trastornos de la personalidad, cuando los rasgos inflexibles y desadaptativos causan un deterioro funcional significativo o un malestar subjetivo intenso.
Más adelante, desarrollaremos cada uno de los trastorno de la personalidad mencionados aquí.
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